Cap. 14 Cristo, nuestra liberación
Cristo nuestra liberación
Al reflexionar en las escrituras que declaran que Cristo nos libertó del pecado y la muerte con su obra sacrificial al morir en la cruz, algunas cuestiones vienen a nuestra mente, y serán abordadas en este capítulo.
La Biblia afirma que:
Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, lo puso en la tierra para colaborar con Él en el gobierno justo sobre toda la creación, fue su deseo expreso y manifiesto. No ha cambiado su plan, y El sigue siendo el mismo ayer, hoy y siempre.
La muerte es el anunciado y justo castigo de Dios, entró al mundo por un hombre que fue engañado y voluntariamente desobedeció a Dios. A eso se llama pecado y se hizo inherente a toda la humanidad después de Adán. La justicia de Dios se expresa en su Ley, ella maldice a todo detractor, y bendice a todos lo que la obedecen, la cumplen porque aman verdaderamente a Dios.
El pecado se ha adherido al cuerpo, es la corrupción que le produce desgaste natural y la muerte.
Cada uno voluntariamente ha desobedecido la ley divina, que es manifiesta a la humanidad de muchas maneras tales como: la conciencia, la naturaleza, la moral, la ética, la Biblia y sus expresiones mediante el ejercicio de la religión, el llamamiento directo de Dios hacia hombres y mujeres testigos de su voz.
Todos somos pecadores, y merecemos la muerte. Se considera la muerte el destino final de todo hombre. La muerte es la terminación de la vida natural, y la separación eterna de Dios. Por cuanto El es Santo, y no puede convivir con el pecador.
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